En 1989, empecé a entrenar en el Colegio Claret de Segovia.
Empecé con los más pequeños, pero tras realizar el curso de Monitor Nacional de Fútbol, pasé a entrenar cadetes (U-17/15), que sólo tenían uno o dos años menos que yo.
Quedamos segundos en 1ª Regional tres veces seguidas, detrás del Quintanar.
Grandes amigos y grandes recuerdos que continuaron después con el CIRESA y la creación del Claretianos.
Nunca he sido buen jugador de fútbol, sólo conseguí destacar algo como Portero. Mi mejor recuerdo, cuando aún era juvenil, fue entrenar junto a Carmelo del Pozo en un campo de tierra de la Ciudad Deportiva de Segovia, allí me rompí el escafoides y acabó mi etapa de jugador.
Empecé a entrenar en el Colegio Claret de Segovia, con 15 años al equipo infantil, después de que en el verano de 1989, asistiera a todos los entrenamientos del Atletico de Madrid, que estaba haciendo la pretemporada en Segovia.
Javier Clemente era el entrenador y Carlos Cascallana era el Preparador Físico del equipo.
Con la ilusión de un niño, participé ayudando como recogepelotas a los utilleros del Atlético de Madrid, los hermanos Llarandi…
Recuerdo estar en el borde del área, colocando balones a Javier Clemente para que tirara tiros a Abel Resino y Angel Mejías.
También recuerdo que Baltazar me regaló unas botas sin cordones que eran la última moda, y que posteriormente trituré en los campos de tierra…
Todavía conservo la camiseta de entrenamiento roja de puma que lleva «mita», creo que me la regaló Carlos Aguilera o fue Bustingorri… ¿?
También Abel Resino me regaló unos guantes, que conservé con cariño porque en el año 1991 batió el récord nacional de imbatibilidad con 1.275 minutos.